“La familia es lo único que se adapta a nuestras necesidades.”
Paul McCartney
La familia es un sistema fundamental para nosotros los humanos, eso no es un misterio para nadie. Sin embargo, como ha sido parte de nuestra vida, damos por sentadas muchas de sus complejas dinámicas, las cuales pueden afectar profundamente a cada uno de sus miembros y al hacerlo, impactan significativamente al colectivo, la sociedad y los diferentes sistemas donde como individuos interactuamos, como lo son las empresas, equipos de trabajo, grupos de amigos, etc.
Aristóteles, en su obra "Política", planteó que la familia es la unidad básica de la sociedad y desempeña un papel fundamental en la formación de los ciudadanos y en la estabilidad de la “polis”. Consideró que la familia es una institución natural. La educación en la familia, desde su perspectiva es crucial, ya que se encarga de transmitir valores y virtudes necesarios para la vida en sociedad. Aristóteles también destacó la relación entre la familia y la comunidad política, reconociendo que la familia es un componente esencial de la polis, ya que los ciudadanos provienen de las familias y la organización familiar influye en la organización social y política de la comunidad. Todos somos impactados en nuestra vida por este sistema, incluso por la ausencia de éste, quienes no han hecho parte de una familia, tienen implicaciones determinantes en sus vidas. Es el sistema básico y fundamental de la estructura humana.
No obstante sus determinantes efectos prácticos, a menudo, cuando se buscan soluciones para mejorar la salud, la armonía familiar, y cómo ésta entra en juego con el patrimonio y en algunos casos el negocio (empresa) familiar (no todo los sistemas familiares tienen empresas familiares), tendemos a enfocarnos en una dinámica general del sistema familiar en lugar de considerar la individualidad de cada miembro. Por obvio que parezca, es fundamental reconocer que cada persona tiene necesidades y deseos únicos, y que abordar el sistema familiar desde una perspectiva individual y humana es necesario para fortalecer los lazos familiares, promover el bienestar de todos los involucrados, pero sobre todas las cosas tener resultados prácticos y reales. Cualquier acompañamiento a la familia, creemos debe partir de esa premisa.
Por ejemplo, cuando dos familias están pasando por la transición de su negocio familiar de primera generación (fundadores) a la segunda, aunque el grupo familiar esté compuesto por padre, madre e hijos, no se enfrentan a situaciones ni escenarios idénticos. A pesar de estar en circunstancias similares, estas personas no tienen las mismas necesidades, emociones o percepciones. Cada individuo tiene una perspectiva existencial distinta, lo que hace que el sistema sea siempre único. Actualmente, tenemos el caso de dos empresas que se encuentran en un estado de transición similar, con una estructura aparentemente "igual", pero con una organización, propósito, objetivos, visiones, emociones y necesidades completamente diferentes.
El valor de la Individualidad en el Sistema Familiar
Cada miembro de la familia es un individuo único, con experiencias de vida, perspectivas, habilidades y emociones distintas. Es esencial tener en cuenta esta individualidad al abordar los desafíos y conflictos familiares. Ignorar las necesidades y deseos individuales puede llevar a la frustración, ausencia o deficiencia de comunicación y la desconexión emocional en el sistema familiar. Sobre este aspecto, escribiremos un artículo para el blog, para la saga de la realidad, en donde destacamos la relevancia de las emociones y cómo éstas condicionan nuestra percepción, acciones y resultados en el mundo práctico. Sin embargo, importante por el momento que, al reconocer y valorar la individualidad de cada miembro, se crea un ambiente de respeto y aceptación. Esto fortalece los lazos familiares y promueve una comunicación abierta y honesta. Además, cuando los miembros de la familia se sienten reconocidos en su individualidad, es más probable que sean capaces de contribuir de manera positiva al sistema familiar en su conjunto.
En los acompañamientos que hemos hecho a los grupos familiares, ésta es la base de un soporte de impacto. Algunos de esos grupos familiares ya habían suscrito protocolos familiares, establecido reglas sucesorales, normas de gobierno corporativo para sus empresas, definido reglas de administración de los negocios, entre otros aspectos, pero a pesar de tener todo estas acciones incluso en documentos escritos, en la práctica no se materializaron, fueron letra muerta, pues la naturaleza y la familia está encima de estas situaciones. Por ello, más que lograr un protocolo por tener un documento, es necesario vincular y comprender a cada individuo del sistema y empatizar con sus miedos, emociones y percepción y cómo éstos entran en una dinámica sistémica familiar.
Un aspecto determinante es lo que nosotros llamamos el “verdadero producto”, otro tema sobre el cual escribiremos también, pero que para efectos de esta reflexión hace referencia al producto que realmente y de forma particular necesita cada cliente. Puede que el cliente requiera un protocolo de familia, pero ese no es en última instancia el producto, ese cliente lo que realmente quiere es ser escuchado, tenido en cuenta y valorado. Las grandes organizaciones han entendido esta interconectada dinámica, el cliente siempre quiere, asi no lo sepa conscientemente, algo que realmente está conectado con una necesidad primaria humana: un producto que conecte con sus emociones, miedos, alegrías. Un acompañamiento abordado sin esa consciencia estará estéril y siempre será enfocado hacia los aspectos técnicos, teóricos, no prácticos y relevantes.
El Enfoque Humano en el Sistema Familiar
De otra parte y directamente relacionado con el aspecto de individualidad del sistema, está la necesidad de abordar el sistema familiar desde una perspectiva humana. Es esencial cultivar la compasión y la empatía hacia cada miembro de la familia. Todos somos seres humanos con emociones, necesidades y vulnerabilidades. Al adoptar un enfoque humano, nos recordamos a nosotros mismos y a los demás que no somos solo roles o títulos dentro de la familia, sino personas que merecemos respeto y consideración.
La empatía desempeña un papel fundamental en el fortalecimiento de los lazos familiares. Significa tratar de comprender y conectarse con las experiencias y emociones de los demás. La empatía nos permite ponernos en el lugar del otro, promoviendo la comunicación efectiva y a través de ésta, la resolución de conflictos reales. El sistema familiar debe ser un lugar donde cada miembro puede y debería expresar sus necesidades y preocupaciones tal y como son. El sistema familiar puede sacar lo mejor y lo peor de nosotros, la luz y la sombra que cada uno tenemos. Por ello es clave trabajar en la consciencia de esa realidad: el sistema familiar no es perfecto, ni mucho menos ninguno de los miembros que lo componemos. En la cultura de la maximización y estandarización de la fábrica, hemos querido crear una máscara irreal y perfeccionista de este sistema natural. Sin embargo, en la diversidad de su imperfección, es donde radica la magia de su potencial. Por ejemplo, una vez un cliente (socio fundador) nos planteó que quería vender la empresa (un negocio familiar), sin embargo, al indagar en sus motivos y la acción que buscaba realmente no quería vender el legado, sólo que no encontraba el camino hacia la continuidad del mismo a través de sus herederos. Si nos hubiéramos quedado con lo superficial y el entregable, la compañía hoy ya no sería de la familia y no se habrían dado la oportunidad de continuar el legado. Todo por no haber tenido las conversaciones necesarias al interior de la familia.
En resumen, abordar el sistema familiar desde la individualidad y el enfoque humano es esencial para fortalecer los lazos familiares y promover el bienestar de todos los miembros. Al reconocer y valorar la individualidad de cada persona, se fomenta una comunicación abierta y honesta, y se crea un ambiente de respeto y consciencia. Además, al abordar los desafíos desde una perspectiva individual y cultivar la empatía y la compasión, se fortalecen los lazos familiares y se promueve la resiliencia, propia de un sistema imperfecto y natural.
Recuerda que cada miembro de tu familia es un individuo único y valioso. Alimenta sus necesidades, escucha sus inquietudes y brinda apoyo en sus desafíos personales. Desde esta base de curiosidad e interés hacia el misterio humano, se genera una base de respeto y consciencia, que impactará el sistema familiar y en última instancia nosotros como colectivo. Creemos que si queremos un verdadero cambio global, más que teorías y esperar que llegue un gobierno mágico a cambiarlo todo por arte de magia, el cambio empieza en primera instancia con nosotros y luego con la familia, es en este sistema natural donde formamos las bases de nuestras conexiones colectivas, que son en última instancia lo que nos hace humanos y forma la base de toda nuestra cultura y sociedades.
Esperamos que hayas encontrado valor en este artículo, ¡nos vemos en la próxima!
“¿Qué puedes hacer para promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia”
Teresa de Calcuta
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