En un entorno empresarial cada vez más competitivo y complejo, la planeación tributaria se ha convertido en un elemento esencial para la sostenibilidad y crecimiento de las organizaciones. Las empresas no solo buscan cumplir con sus obligaciones fiscales, sino también optimizar su rentabilidad a través de estrategias que les permitan reducir su carga tributaria de manera eficiente y dentro del marco legal.
Este artículo explora dos enfoques principales en la planeación tributaria: uno que se centra en la optimización externa mediante la asesoría de expertos en impuestos, y otro que promueve el desarrollo de un sistema de gestión interna dentro de la función de impuestos de la empresa. Te contamos por qué deberías elegir el segundo.
Enfoque de afuera hacia dentro en planeación tributaria
Cuando una empresa decide emprender un proyecto de planeación tributaria, normalmente busca la asesoría de un experto externo en impuestos para llevarlo a cabo. Estos proyectos tienen como objetivo principal optimizar la rentabilidad de la organización mediante la disminución del gasto por impuesto de renta (tanto corriente como diferido) y la mejora de sus indicadores de liquidez.
Para lograr dicha optimización de la rentabilidad, generalmente se abordan dos perspectivas:
1. Optimización de la Tasa Efectiva de Tributación (TET)
La optimización de la TET busca reducir la carga tributaria de la empresa. Para lograrlo, se consideran varios aspectos, dentro de los cuales encontramos:
Aumento de las diferencias permanentes que disminuyen la renta líquida: Identificación de situaciones que permitan aplicar deducciones adicionales o aprovechar rentas exentas e ingresos no constitutivos de rentas ni ganancia ocasional; desarrollando proyectos en los cuales se puedan aplicar beneficios tributarios, como la recuperación del IVA pagado en la adquisición de activos fijos, inversión en proyectos de innovación, ciencia y tecnología, donaciones, entre otros (siempre teniendo en cuenta las limitaciones establecidas en la Ley 2277 de 2022).
Disminución de las diferencias permanentes que aumentan la renta líquida: Eliminar o disminuir el impacto de los gastos no deducibles, como sanciones, intereses o gastos limitados.
Mantener el control de las diferencias temporales: Tener plenamente conciliadas las variaciones de las diferencias temporarias generadas en el impuesto diferido, con los ajustes fiscales dentro de la depuración de la renta (perdida) líquida.
Sin embargo, no debemos olvidar encontrar un equilibrio entre la TET de la compañía y la del accionista, ya que lo que no paga la sociedad afecta directamente al accionista.
2. Diseño de vehículos legales
El segundo enfoque se centra en diseñar estructuras legales que generen sinergias económicas y operativas, como los contratos de colaboración. Estas estructuras permiten reducir costos y riesgos, además de gestionar la carga tributaria de manera más eficiente.
Asimismo, es posible aprovechar los beneficios que ofrecen los Convenios para Evitar la Doble Imposición (CDI) para las empresas con presencia en múltiples países, permitiéndoles estructurar sus flujos financieros de manera óptima y, así, minimizar la carga tributaria global.
Es importante que la implementación de estas y otras estrategias se realice dentro de los límites económicos, comerciales y legales, evitando caer en prácticas abusivas en materia tributaria.
Enfoque de adentro hacia afuera en planeación tributaria
La propuesta de este artículo es invitar a las gerencias tributarias a desarrollar un sistema de gestión dentro de la función de impuestos de cada compañía. Este sistema permitirá que las ideas y proyectos de planeación tributaria se generen internamente, beneficiando a la empresa y agregando valor real al cliente final. Además, busca que la función de impuestos participe activamente en la estrategia trazada por la dirección de la compañía.
Para construir este sistema de gestión, hemos identificado tres pilares fundamentales que todo gerente o director tributario debería considerar para pasar de ser un proceso de apoyo a un proceso estratégico:
Mejora de procesos:
Es crucial definir claramente la responsabilidad de cada persona dentro del sistema y establecer un flujo de valor en todas las actividades, especialmente cuando el nivel de operatividad es alto y la estandarización es baja. Esto implica identificar las actividades que realmente agregan valor al cliente final y eliminar aquellas que generan desperdicios. Una parte fundamental de esta optimización es contar con indicadores claros de rentabilidad y liquidez. Estos indicadores permiten medir el impacto de los procesos tributarios en la empresa y asegurar que están alineados con los objetivos estratégicos de la organización. Al establecer indicadores precisos, se facilita la toma de decisiones informadas que pueden mejorar la eficiencia operativa y financiera de la compañía. Por otra parte, dado que los procesos tributarios son transversales a toda la organización y dependen de información de otras áreas, es esencial que la función de impuestos participe activamente desde el inicio, estableciendo parámetros claros sobre cómo debe manejarse la información para evitar errores y reprocesos. Un ejemplo de esto es la correcta gestión de la base de datos de terceros utilizada para presentar la información exógena.
Desarrollo y crecimiento del talento:
En el entorno actual, muchas empresas enfrentan desafíos para retener talento debido a diferencias generacionales, culturales y de intereses. Estas diferencias pueden afectar la satisfacción y el compromiso de los empleados, generando una rotación de personal que afecta la estabilidad del equipo. Sin embargo, existen factores que están bajo el control de la organización y que pueden mejorar significativamente la retención, como la promoción de desafíos significativos, la mejora de incentivos no salariales (flexibilidad laboral, programas de bienestar y reconocimiento) y el desarrollo de un plan de carrera claro, los cuales con el liderazgo correcto pueden salir a delante. Al respecto, es crucial contar con un plan de formación que fomente tanto el crecimiento profesional como el desarrollo de habilidades técnicas y blandas. Este plan debe estar orientado a desarrollar habilidades T-shaped, que son fundamentales para la gestión tributaria. Las habilidades T-shaped combinan una profunda especialización en un área específica con un conocimiento amplio y transversal en otras áreas relacionadas. En el contexto de la gestión tributaria, esto significa que el equipo debe tener un dominio técnico sólido en materia tributaria, como la normativa fiscal y el análisis financiero, mientras que también debe poseer una comprensión general de otras áreas del negocio. De este modo, el equipo de impuestos no solo adquirirá una visión integral del negocio, sino que también estará mejor preparado para identificar oportunidades de optimización y proponer mejoras estratégicas. Una visión integral permite al equipo entender mejor el impacto de las decisiones tributarias en diferentes áreas de la empresa, facilitando la optimización de recursos y contribuyendo a la consolidación de equipos de trabajo sólidos y comprometidos a largo plazo.
Innovación y mejora continua:
Con procesos bien definidos y un equipo en constante desarrollo, la operatividad se optimiza a través de propuestas innovadoras. En el contexto de la planeación tributaria, la innovación se convierte en una base fundamental para desarrollar estrategias efectivas. Las metodologías ágiles, al promover ciclos de trabajo iterativos y adaptativos, permiten al equipo de impuestos gestionar la información de manera más eficiente y flexible. Esto facilita la implementación de mejoras continuas y el enfoque Kaizen, que busca la perfección a través de pequeños cambios incrementales. Estas metodologías ágiles y el enfoque Kaizen permiten la identificar oportunidades de optimización en toda la empresa. Al aplicar estos enfoques, el equipo puede realizar análisis más detallados y precisos, detectar áreas de mejora y ajustar las estrategias tributarias en función de la evolución del entorno empresarial.
Podríamos concluir que el implementar un enfoque de planeación tributaria desde adentro hacia afuera, como se ha propuesto, no solo mejora la eficiencia y eficacia de la función de impuestos, sino que también transforma esta área en un pilar estratégico de la organización.
Al optimizar los procesos tributarios mediante indicadores claros de rentabilidad y liquidez, se asegura que cada actividad se alinee con los objetivos estratégicos, facilitando la toma de decisiones informadas que optimizan la operatividad y la situación financiera de la empresa.
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